Me veo flaquear y ser cada vez menos consciente o dándole menos importancia a mis propios engaños;
Me como una galleta de chocolate justificándome que Enrique dijo que me la podía comer si observaba el proceso.
Cuando estoy preparando la comida me pongo ya a comer porque total ya casi está, ya cuenta como la comida.
Veo que una parte de mi ya quiere volver a su rutina, está cansada de la atención, del compromiso, quiere volver a la mecanicidad.
La parábola de los ladrones me sugiere la necesidad de estar alerta contra la expresión de emociones negativas, de prepararse para las situaciones en que sabemos que siempre aparecen para detener su expresión evitando que nos roben la energía, también evitar la dispersión de la atención.
Las ovejas hipnotizadas, me evoca de nuevo la dispersión de la atención y de cómo soy adicto a esta dispersión, no sé reconocerme en qué tipo de oveja me creo ser.
La parabola de Jesús con Nicodemo, nacer del agua y del Espíritu me hace pensar en la ceremonia del bautismo, nacer a la Fe, nacer a un camino de compromiso con la atención y dejar atrás la mecanicidad.
Abrazos.